El 18 de diciembre, 1997 falleció en la ciudad de Emmaus, estado de Pennsylvania, E.U.A., a los 89 años, el Sr. BALDOMERO CASAS FERNÁNDEZ, rodeado del cariño de su esposa Doña Trinidad Rodríguez de Casas, sus hijos Baldomero, Antonio, y Luis, y sus nietos. En este hogar compartió el exilio desde 1959 con su familia, siempre pensando en el regreso a su amada patria adoptiva, Cuba, para ayudar en la reconstrucción económica mediante planes de desarrollo de industrias y actividades comerciales y financieras. Su actuación como nuevo hacendado (1945-59) produjo un gran impacto en la Industria Azucarera de Cuba, por el empuje de su dinamismo que sacudió la cautela de una industria temerosa de futuras restricciones pero que tenía un enorme potencial de expansión; él demostró cómo desplegar esa fuerza y canalizarla para fines productivos
Nació en España en 1908, llegando a Cuba a los 17 años (1925). Comenzó a trabajar en un modesto almacén de víveres y mercancías propiedad de parientes en la ciudad de Palma Soriano, Oriente. Los reng1ones principales eran café, azúcar de consumo local, e importación de víveres y mercancías. Desempeñó al principio las labores más humildes como correspondía a un principiante. Trabajador incansable e inteligente, pronto fue ascendiendo en la confianza de sus superiores y asumiendo mayores responsabilidades, al punto que a principios de la década de 1940 ya era el principal socio de Casas y Cia. La experiencia adquirida en operaciones comerciales y financieras en las que su perspicacia negociadora brilló, acompañada por un fiel cumplimiento, se tradujeron en la prosperidad y consolidaci6n de la empresa que dirigía. Ya para esa fecha la firma se había convertido en la mayor del giro en su territorio y una de las primeras en el país. Su reputación de empresario dinámico, honrado, le ganaron muchos amigos, agradecidos por el trato comprensivo y eficaz.
Participó con gran éxito en el ramo azucarero, al principio a través de la refacción a las bodegas situadas en las colonias de caña y los ingenios. Con gran visión e intrepidez adquiere en 1945 el Central Borjita, ubicado cerca de los pueblos de Dos Caminos y Palma Soriano, Oriente, perteneciente al Royal Bank of Canada. Dedica todos sus esfuerzos a la reorganización administrativa del mismo, de una producción azucarera estacionaria en unos 120,000 sacos (250 lbs.) casi la triplica en 1952 con una zafra de 339,236 sacos. No se detiene y en 1948 le compra el Central Baltony al Royal Bank of Canada. Al igual que anteriormente en el Central Borjita, aumenta la producción del Central Baltony (338,350 sacos en 1947) a una zafra récord de 501,347 sacos en 1957, o sea, un 48% mayor. En esta última fecha, ambos se han convertido en unidades eficientes, rentables, frenados en su expansión únicamente por la restricción de la producción azucarera impuesta por convenios internacionales, su éxito ha sido rotundo.
Operaba en gran escala, nada de pequeñeces. No le arredraban los riesgos, calculados o imprevistos; su determinación y talento los vencían.
Animados por el ejemplo de B. Casas F. y otros empresarios cubanos, unos 35 ingenios de dueños extranjeros pasaron a manos cubanas en 1940-58 mediante ventas, efectuándose de hecho la re-nacionalización de la industria azucarera cubana, cuyo control mayoritario habían perdido los cubanos tras la Guerra de Independencia (1895-98) al arruinarse los empresarios cubanos y abrirse las puertas a la inversión extranjera. Es de observar que esta nueva nacionalización se llevó a cabo bajo las reglas de libre empresa, sin presiones, quedando satisfechos los vendedores extranjeros de ingenios. La trascendental transformación tuvo muchos protagonistas en la parte cubana, fue el resultado de un esfuerzo común, pero puede añadirse que B. Casas F. fue el primero en dar el salto y demostrar que los hacendados cubanos eran capaces de manejar y mejorar los ingenios vendidos por propietarios extranjeros. La patria cubana debe agradecerle el rol prominente que B. Casas F. desempeñó en el rescate del patrimonio nacional sin lesionar los legítimos intereses foráneos. El esfuerzo coordinado de los ingenios extranjeros y los cubanos hizo posible que la Industria Azucarera de Cuba se convirtiera en la más eficiente y el mayor exportador de azúcar del mundo antes de la llegada del comunismo en 1959, y que reafirmara su posición corno la mayor fuente de empleos e ingresos de divisas del país.
Luchó tenazmente por la obtención de las mejores condiciones para la industria azucarera cubana tanto en el ámbito nacional corno en el internacional A poco de llegar a Cuba se dio cuenta de la necesidad de tener una educación para las gestiones comerciales. Según le permitía su trabajo, tomó clases y se ilustró mediante la lectura; en efecto fue autodidacto. Son de recordar sus intervenciones en la Asociación Nacional de Hacendados de Cuba en contra de la restricción de la zafra (1953) y su defensa de las cuotas azucareras de Cuba en E.U.A. y el mercado mundial y que fueron publicadas en los principales órganos de la prensa. Asimismo sus conferencias en la Universidad de Oriente y otras instituciones sobre el tema azucarero.
Dotado de una fina intuición para evaluar a las personas comercialmente, era muy hábil en estrechar relaciones con aquéllas en posiciones estratégicas para lograr resultados positivos. Pero su don de gente no se limitaba a prospectos materiales, también poseía una gran simpatía por los trabajadores de sus empresas y los necesitados, que generosamente beneficiaba; su amabilidad se extendía a todos los que trataba, según el caso. Dedicado a la familia, tuvo la dicha de contraer matrimonio con Doña Trini, una compañera ejemplar en todo tiempo, ya fuera de triunfo o de adversidad. Educó a sus hijos en los mejores centros educacionales, y hoy ocupan posiciones prestigiosas en el exilio, en E.U.A. En el exilio tuvimos una estrecha vinculación con Baldomero y su familia y así pudimos apreciar sus magníficas cualidades personales.
Su desaparición significa un golpe tremendo al exilio en E.U.A. y la reconstrucci6n de Cuba. Mas su espíritu y proyecciones no se han perdido ya que sus hijos y los que tuvimos la suerte de conocerlo y tratarlo, sabremos seguir sus prédicas y nos inspiraremos en su ejemplo. Descanse pues, en la paz del Señor, el denodado líder empresarial, honra de Cuba, como se lo merece luego de cumplir honorablemente su misión en la tierra.
PRODUCTORES DE AZUCAR DE CUBA, INC.
José López Silvero,
Alfredo Blanco, Jr.
Fernando Zulueta
Presidente
V.P.
Tesorero
Miami, FL
Enero 13, 1998